29 jun 2018

...los cambios

Los cambios.
Algo tan básico y necesario, pero a la vez extraño para todos.

Es curioso cómo normalmente se entienden los cambios como algo negativo, algo que puede perjudicar al maravilloso ecosistema en el que todos vivimos y que todos construimos en la sociedad. Algo que puede desestabilizar nuestro perfecto mundo y amenazar con derrumbarlo de un fatídico golpe.

"Has cambiado", te dicen. Aunque realmente esas palabras suenan como una terrible amenaza o acusación. Como si cambiar fuese un pecado que nadie en su sano juicio debería cometer.

"Cambiar está mal", piensa la gente. Cuando no se dan cuenta de que todos y cada uno de nosotros cambiamos de manera inconsciente a lo largo de los años.

Se cree que los cambios se hacen por placer, y no hay que negarlo, muchas veces es por esa razón. Pero no entienden que muchas veces es por pura necesidad. La rutina, el día a día, la sociedad, el vecindario...
Siempre lo mismo. Siempre los mismos. Siempre tú.
Día tras día.

Llega a convertirse en algo agotador. Algo que te ahoga sin saber por qué. Siempre has vivido así, y de repente, esa sensación. Esa necesidad. Esa inquietud que te recorre de arriba abajo.

Y no es malo, créeme.

Todos cambiamos y cada uno tiene su forma de mostrarlo. La mayoría de las veces se muestra a través del comportamiento. Ser más educado, ser más reservado, ser más transparente, ser más precavido...
Y muchas otras es el propio compartimento el que nos obliga a actuar, dejando que nuestras decisiones hablen por sí solas. Y puede llegar a ser tan simple como un corte de cabello, una remodelación de tu habitación o un viaje.

Pequeños cambios que nos hacen libres. Que nos hacen ver la vida desde otro punto de vista. Volver a tener ilusión, ganas, emoción por vivir... O al menos por seguir luchando...

Cambiar no es malo.
Que no te engañen.